Mérida, 3 Ago. (Notimex).- Piedras convertidas en fuentes, esculturas de venus, crucifijos o alhajeros, así como madera de guayacán que se transforma en piezas de mil formas y juguetes tradicionales y gastronomía de sabores y colores diversos, forman parte de la Feria Artesanal Tunich (Hecha a Mano) 2013.
Como una ventana abierta al pasado, en la feria artesanal más importante de la capital yucateca que culmina el 11 de agosto, los modernos artesanos mayas se lanzan a la conquista de quienes disfrutan del arte de sus ancestros, piezas elaboradas con los mismos métodos empleados hace miles de años. Así, propios y extraños van en busca de la pieza de su predilección en la XII Feria Artesanal Municipal, la cual se desarrolla en la comisaría de Dzityá, a unos 10 kilómetros de la capital yucateca, pueblo de expertos en cantera y el tallado de madera. En esta edición, la cual se celebra en medio de la festividad religiosa en honor al Cristo de la Crucifixión, las creaciones de los artesanos meridanos se combinan con la de sus hermanos poblanos, invitados especiales. De esta manera, a la piedra y la madera se le suman la loza de talavera, el barro, la joyería de plata y la palma, cuya belleza se complementa con el aroma a mole, a pulque y café, a dulces que se mezclan con el olor a ceiba que rodea el sitio. Las palabras de los funcionarios en la inauguración del encuentro se opacan con el pillar de las aves que se suman al concierto de voces que de manera continua se asombran y preguntan cómo nace cada una de las piezas que se exhiben. Abierta al hermanamiento, Tunich también abre sus puertas a la creatividad de artesanos de Veracruz, Michoacán y Guanajuato, invitados al Primer Pabellón Nacional Artesanal, quienes con sus sones también buscan conquistar el corazón de los meridanos amantes de la música de tríos y jaranas. Así, el carácter festivo de los veracruzanos, no sólo se puede escuchar en su música, sino también apreciar en joyería de piedra y caracol, en su barro o prendas hechas con semillas, en sus obras a base de bambú, en sus textiles o en la belleza de sus lirios acuáticos, sino además degustar su café y su dulcería típica. El cobre martillado y el barro, la alfarería vidriada, en especial las mundialmente conocidas piñas o los alhajeros vidriados, así como el sonido particular de las guitarras de paracho, son parte de la propuesta artesanal de Michoacán en este pabellón. La cera escamada, piezas de latón y espejos; el bronce transformado en piezas diversas, así como la cerámica, también logran la admiración de los meridanos que confían en que esta feria brille con luz propia en el concierto de los encuentros artesanales más importantes del país.
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