La presencia del actor colombiano Daniel Arenas magnificó la euforia de miles de mujeres que dieron rienda suelta a su fantasía en Plaza Carnaval, mientras su carro alegórico con motivos de ajedrez, avanzaba sobre la “fila de almas” que decidieron romper con la rutina sabatina.

Los festejos del Sábado de Fantasía iniciaron con el andar de “Garrik”, la mascota-arlequín del Carnaval 2014, cuya consigna de lograr la unidad de los “reinos de la diversión” se cumplió a cabalidad, mientras bastoneras vestidas de colores eléctricos y una batucada recordaban la consigna de Momo: ser felices.

Tras “Garrik” y entre música tecno avanzaron los representantes de los hombres-zanco, vigilados muy de cerca por el líder de los hombres del fuego, cuyo aliento generaba en especial el asombro de los súbditos más pequeños del Reino de la Diversión.

Vestido de azul eléctrico, con vivos en plata y un gran penacho de plumas de pavorreal, el Rey Feo “Chayak I”, conocido como Kenny Calderón, irrumpió en la escena carnavalesca, aunque su alegría parecía por momentos apagada ante los “encantos” de la Reina de la Tercera Edad, María Concepción Mena Che “Conchi I”.

Por primera vez en los últimos cuatro días de fiestas carnestolendas, el rey de los ritmos cadenciosos, el mambo, se dejó escuchar con los acordes propios del número 8, para dar paso a la presencia de la reina, Natalia Villanueva Denis “Natalia I”, vestida de una Barbie rubia.

La noche brilló de manera especial para miles de mujeres, quienes corearon el nombre de Daniel Arenas, quien con jeans y una camiseta color azul, saludaba y mandaba besos a cuanta admiradora se lo solicitaba, mientras de carro-ajedrez avanzaba como meditando cada jugada.

Los reyes infantiles Ana Paola Cimé Góngora “Ana Paola I” y Ary Alejandro Collí Campos “Ary I”, pusieron especial color a los festejos, ya que su juventud les permitió avanzar gran parte del recorrido a pie y bailando, con continuas invitaciones a los presentes a imitarlos.

Mario Bros, Luigi y la Princesita, se multiplicaron y saltaron de los videojuegos a la realidad, venciendo sus limitaciones físicas y mostrando a los presentes sus habilidades para ser felices, aun cuando están confinados a una silla de rueda.

Tras un año de ausencia, el retorno del Rey Feo del Carnaval en sus ediciones 1980 y 2000, Marcelo Sanguinetti fue la estampa más esperada, con un traje montado sobre una plataforma que lo elevaba cuatro metros, la misma distancia que se aprecia a lo largo y lo ancho.

Carros alegóricos con un enorme oso al frente, con muñecas de mejillas coloradas, en forma de castillo o con estampas futboleras, se utilizaron para rendir tributo a Momo, mientras hombres y mujeres de todas las edades alzaban las manos para recibir alguno de los suvenirs o de los alimentos que volaban por los aires.

La mezcla de instrumentos de percusión y metales, invitaban a mover el cuerpo, mientras anunciaban la presencia de mujeres con diminutos trajes o de unos cuantos hombres musculosos, a los que necesariamente se asociaba a firmas cerveceras.

Tras unas tres horas, el desfile llegó a su fin y con ello, se ejecutó una nueva danza, la de los números oficiales: 135 mil personas asistieron al encuentro carnavalesco en su primera edición fuera del Paseo de Montejo, tras 40 años de tradición.

Pese a este número de personas en el derrotero y en Plaza Carnaval, los incidentes fueron menores: seis personas atendidas por dolores estomacales, desvanecimientos o el excesos de calor, potenciado por miles de almas que hoy rompieron las propias expectativas de los organizadores.