La directora en jefe de este proyecto del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del INBA, Silvia Hernández Villegas, destacó que la importancia de intervenir esta obra radica en que Castro Pacheco es considerado uno de los grandes pintores de la segunda mitad del siglo XX.

Precisó que todas las piezas fueron sometidas a limpieza, el proceso mínimo, hasta lograr devolverles el brillo y el color que tenían, a causa de los cambios climáticos, en especial a las altas temperaturas y a la humedad, así como por la exposición al sol y a la lluvia.

Recordó que los 27 murales, en los cuales se pueden observar procesos sociales y personajes claves en la historia de México y de Yucatán, fueron creados bajo la técnica del caballete y plasmados sobre una lámina de metal, "la cual tiene una capa de preparación y luego se pinta sobre ella".

Hernández Villegas subrayó que los peores enemigos de varias de estas obras, que no presentan afectaciones severas, son las altas temperaturas y la humedad que existe en Yucatán, así como las corrientes de aire y el sol directo que cae sobre éstas.

Adelantó que en las memorias de trabajo relativos a la intervención se realizarán algunas recomendaciones para una mayor preservación de los murales, como evitar filtraciones directas de la luz solar o reducir niveles de humedad, entre otras.

"Vamos a incluir ciertas recomendaciones, aunque muchas no podrán realizarse debido a que la obra se expone en un edificio histórico", admitió.

Por otro lado, el jefe de restauradores, Víctor Morán Andrade, señaló que tras dos meses de intervención se logró recuperar el colorido de las obras.

Sugirió que las obras sean supervisadas al menos cada seis años, a fin de intervenirlas si es necesario, aunque alertó que desde su creación en 1971, las obras ya fueron rehabilitadas tres veces, lo que calificó de "muchas en tampoco tiempo".