Mérida, 24 Oct. (Notimex).- Un nuevo espectáculo de luz y sonido se prepara en Chichén Itzá, el cual busca ofrecer una experiencia novedosa a quienes visiten el sitio por la noche, por lo que tendrá un despliegue tecnológico con lo último en iluminación y sonorización.
El vistoso espectáculo, que es parte fundamental de la oferta turística no sólo del propio sitio, que al año recibe más de un millón de visitantes en promedio, sino de prácticamente de todo el sector turístico, en especial de las agencias de viajes locales y los llamados tour operadores, fue suspendido en el segundo semestre de 2012, después de 30 años de operar de manera ininterrumpida.
Ello, debido a que el equipo ya resultaba obsoleto, tras empezar a mostrar serias deficiencias, sobre todo en el área del audio, por lo que el rediseño del espectáculo de luz y sonido era una prioridad en la agenda turística del gobierno del estado, y la meta es reinaugurarlo en el segundo trimestre de 2014.
En entrevista, el secretario de Turismo, Saúl Ancona Salazar, dijo que ya hay un buen avance para dar forma al nuevo luz y sonido y para ello se ha trabajado a detalle con los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
"La idea es marcar una gran diferencia entre el Chichén de día y el Chichén de noche, que quien quiera visitar el sitio tenga esas dos opciones y si toma las dos mucho mejor, pues eso obligaría a muchos turistas a pernoctar en el estado", indicó.
"Desde el principio nos planteamos la necesidad de que sea un espectáculo interesante y competitivo, totalmente renovado y que además del despliegue tecnológico tenga una buena historia que contar sobre lo que fue y es hoy la ciudad precolombina", agregó.
"La idea es contar con lo último en sonorización e iluminación, con el uso de leds, pantallas lumen y equipos con imágenes en tercera dimensión, pero también hay que checar muy bien que se puede usar y que no, pues se trata de un sitio con valor histórico", consideró.
El recurso pactado por parte de los gobiernos estatal y federal asciende a unos 50 millones de pesos, pues la apuesta es contar con un sistema innovador y de alta tecnología pero que a la vez no sea invasivo ni dañino para los edificios históricos.