Celebran católicos yucatecos tradicional Vía Crucis
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Tema Yucatan


Mérida, 6 Abr (Notimex).- Cientos de fieles católicos, en especial niños, celebran el tradicional Vía Crucis en las iglesias de Yucatán, como un esfuerzo que les permita expiar sus culpas de todo el año.

Los fuertes rayos solares que se proyectan sobre la caliza piedra del Mayab parecen no hacer mella en los peregrinos que se han concentrado en comunidades como Acaceh y Baca en la zona centro-oriente del estado.

También en Pacabtún, colonia al oriente de esta ciudad, cientos de católicos recorren las calles evocando cada una de las 15 estaciones del Vía Crucis.

En esta ciudad, a diferencia de otros años, el atrio de la catedral metropolitana se encuentra casi vacío de oferentes de diversos artículos propios de la época, en señal de tregua y como recordando el pasaje bíblico en el que Cristo expulsa a los mercaderes del templo.

Sin embargo, en sus alrededores se observan numerosos puestos de alimentos como "marquesitas", papas y churros o salchichas fritas.

El sacrificio de las familias se incrementa cuando alguno de los miembros decide comprar un ramito de ruda cuyo precio oscila entre los cinco y 10 pesos o una pequeña cruz "bendita" que se ofrece a "seis pesitos".

Previo a la ceremonia de la crucifixión, largas filas se forman al centro de la catedral para untar con ruda la figura en la cruz de Jesús, así como de los dos ladrones bajo la mirada de la Virgen María y del apóstol San Juan.

Dos cruces de dos metros son colocadas en las puertas del principal recinto católico del estado y un grupo de jóvenes harán una representación del camino al Gólgota.

Esto con la intención de "mover el corazón" de cientos de turistas que deambulan por el Centro Histórico y para quienes en apariencia las celebraciones del Viernes Santo pasan inadvertidas.

Impacientes, cientos de niños permanecen en las rígidas bancas en espera de la ceremonia litúrgica del Viernes Santo en la que se recuerda la muerte de Cristo, y quienes a su vez tendrán que sufrir nuevamente el "calvario" del calor cuando por la noche caminen durante la procesión del Silencio.

Policías municipales mantienen una estrecha vigilancia sobre los principales puntos de reunión de los católicos y la población en general, en un día que hasta el momento se mantiene sin incidentes de consideración.

En el interior de la iglesia, las "siete palabras de Cristo" antes de la muerte empiezan a pronunciarse en prevención del desenlace final del "maestro", pero para algunos, la jornada bajo el sol ha hecho que sucumban ante el cansancio y el sueño que genera la ceremonia religiosa.





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