Marca Luz y sombra en pirámide de Chichén Itzá inicio de verano
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Tema Mérida


Mérida, 19 Jun. (ntmx).- El próximo 21 de junio la pirámide de El Castillo, en Chichén Itzá, será dividida en forma simétrica por la luz y la sombra, marcador propio de los solsticios y que en esa fecha, permite determinar con exactitud el inicio del verano. 

El descubridor de este fenómeno dado a conocer durante 2007, Eddie Salazar Gamboa, destacó que la observación precolombina de los solsticios pudo tener como objetivo central conocer el máximo desplazamiento que tiene el Sol al norte ?en verano-, así como el máximo que alcanza al sur ?en invierno-.

 

Desde la madrugada a la salida del Sol del 21 de junio, de 06:30 a 07:30 horas, las caras norte y este de El Castillo estarán iluminadas, en tanto la sur y la oeste estarán en oscuridad; sin embargo, vista la alfarda nororiente desde la sombra, es posible apreciar la formación del cuerpo de Kukulcán.

 

Durante el solsticio de invierno, 21 de diciembre, este fenómeno ocurre a la inversa, es decir, las caras sur y oeste se encontrarán iluminadas, en tanto las otras dos permanecerán en la oscuridad, ello al atardecer, lo cual ha sido comprobado mediante fotografía aérea tomada desde grúas.

 

Expuso que este fenómeno puede ser apreciado gracias a que la emblemática pirámide maya fue construida a una latitud de 20º 44´, mientras que en el caso de Mérida, se ubica a 21º grados, lo que permite apreciar en la actualidad fenómenos de luz y sombra, tanto solares como lunares.

 

Esta es una prueba de que los solsticios de verano e invierno fueron observados para conocer el máximo desplazamiento del Sol tanto al sur como al norte; una vez obtenida esta información, permitió a los mayas hacer los trazos adecuado para construir la pirámide y en general sus edificios principales.

 

Respecto a El Castillo, el especialista recordó que estas observaciones también permitieron determinar su tamaño, 55 metros cuadrados y nueve niveles, para lo cual se utilizó como medida "el codo" equivalente a 52.5 centímetros.

 

Señaló que aunque se cree existía una asociación casi indivisible entre la astronomía y las matemáticas entre los mayas precolombinos, la realidad es que desarrollaron un gran poder de observación y sus proyecciones se daban mediante el cálculo empírico y no mediante mediciones matemáticas.

 

Es por eso, abundó, que asombra aún más el que los mayas utilizaran sólo la observación del Sol, la Luna y Venus como sus marcadores, pese a ello, hoy en día sabemos que ninguno de los fenómenos arqueastronómicos que observamos son casualidad o coincidencia.

 

"Las teorías modernas de aplicación en matemáticas e investigación establecen que los fenómenos físicos simétricos son reales, verdaderos, por el contrario aquellos que son asimétricos son falsos", apuntó.

 

Como vemos, entre los mayas todo era simetría, tal como lo demuestran los fenómenos arqueastronómicos vinculados a los equinoccios o solsticios, o a la presencia de fenómenos protagonizados por el Sol y la Luna, siempre en dualidad.

 

Salazar Gamboa lamentó que pese a su importancia, los fenómenos vinculados a solsticios sean poco divulgados, descubrimiento clave que se sumó al concierto de "virtudes" que vieron en El Castillo, para ser declarado una de las "7 nuevas maravillas del mundo moderno".

 


NTX/JMC/RMF/LNP/AJV 





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