Mérida, Yuc.,12 Feb. 2013 (Ntmex).- La "Mérida Mística" ya es historia. La edición 2013 del Carnaval dijo adiós en medio de un mar colorido formado por carros alegóricos y más de 170 mil personas que acudieron al último desfile de la "batalla de las flores".
Como se esperaba, el Sol lució pletórico en la capital yucateca, pero eso no impidió que los ciudadanos rindieran honor al rey Momo acompañados de amigos, familiares, parejas, y algunos llegaron en solitario para no perderse el último día de esta legendaria fiesta.Las sirenas, faunos, centauros, pegasos, vikingos, hadas, payasos, acróbatas, niños, personas de la tercera y jóvenes desfilaron bajo los 36 grados centígrados que marcaba el termómetro a las 14:00 horas, cuando se registró la temperatura más alta durante el desfile que duró poco más de cuatro horas.
Con sus trajes fosforescentes, penachos y plumas, los reyes del Carnaval, Pierre David Sansores Pech, "Pierre David I", y María Elena Barquín Aguilar, "Malena I", encabezaron el desfile y mostraron sus mejores pasos de baile a ritmo de mambo, batucada y reguetón.
Pero no todo fue alegría, diversión y fiesta, pues no faltaron las inconformidades y los lesionados. Hasta las 15:00 horas la Policía Municipal de Mérida reportó que nueve personas habían sido atendidas: una por caída, otra por una cortada y el resto por el llamado golpe de calor.
Y es que la "batalla de las flores" es considerado el día más importante del Carnaval, por ser el último, lo que motivó a niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad ocupar sus lugares desde temprana hora.
El momento quizá más complicado no fue derivado por las altas temperaturas, sino un operativo de un grupo de inspectores del municipio que detectó a varias personas que ofrecían sillas para ver el desfile, pese a que no contaban con el permiso para tal giro.
Esta situación generó varios dimes y diretes entre los supuestos oferentes, los inspectores y elementos de la Policía Municipal que acompañaban el operativo.
La señora Marta Valencia Cámara denunció que los empleados municipales le retuvieron sus sillas con lujo de violencia, pese a que ella no se dedicaba a rentarlas para el paseo.
"Los inspectores no se identificaron, se burlaron de mí y aprovecharon un descuido que tuvimos para sustraernos unas 50 sillas. Llevo 45 años viniendo a ver los paseos y jamás me había ocurrido algo así. Es una vergüenza lo que hacen estas personas", relató.
El caso es que el Carnaval le empieza a quedar pequeño a esta ciudad del sureste mexicano, ya que según los organizadores, durante los días de festejo participaron 18 carros alegóricos y 57 comparsas.
Atrás del desfile quedaron decenas de tarimas que aún suenan a trópico, a cumbia, a banda, en tanto que abajo, los últimos soldados de la resistencia, esos "hijos de Momo" que terminarán su carnaval hasta más noche, hasta que el cuerpo diga y el sol desaparezca y solo quede la promesa a futuro de vivir un nuevo carnaval.